Consultorio Flandis. Me cuarteo
Consultorio de la Sra. Flandis.
Me cuarteo
Consultante: Tengo un problema mayúsculo, señora Flandis. Me cuarteo. Mi piel es un secarral, hasta tal punto que forma un mapamundi, lleno de surcos, cunetas y precipicios. En realidad soy una antigua cordillera. ¡Si usted me viera…! Esto va a más. Los pelos crecen cómo y dónde les da la gana. Los que sobresalen de la nariz se juntan con los del bigote y los de las cejas son persianas para mis ojos, ya oscurecidos por las cataratas, y no del Niágara. Por no hablar de estas colgaduras bajo vientre tapando aquello que nunca llamé mis vergüenzas por las muchas alegrías que me dieron. Sin embargo ahora, a pesar de provocarlas cuanto puedo, no rechistan las muy jodías. A ver, dígame usted: ¿qué puedo hacer para ligar con la vecina del quinto, que está más güena que un pan candeal y pasa por mi lado sin verme y sin frotarse?
Una vez en forma, váyase a bailar. Sobre todo los ritmos calentitos del Caribe. Una cosa llevará a otra y ésa a otra y hasta donde tenga y pueda llegar. Es muy posible que se encuentre con la vecina del quinto, la del primero y aquella del cuarto en la que no ha reparado. Si no fuera así, usted lo sabe bien, en esos lugares siempre encontrará un roto para un descosido. Verá cómo en su ciento siete cumpleaños va a disfrutar de lo lindo con la nueva novia. ¡Ah!, y no deje de contárnoslo. Con el deseo de haber dado respuesta a sus cuitas, queda a su completa disposición, su siempre señora Flandis. |
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