UN MAR DE CULTURAS por Concha Burgos

Alguien dijo que mi voz al hablar era como la seda pero yo a veces pienso que es áspera como la lija. En todo caso, sí que es fruto de haber estado en contacto con un mar de culturas.Nunca me canso de ver las puestas de sol desde la playa de Samil. La mirada se pierde una y otra vez  en el mar tras la estela del último rayo solar. Cuando ese sol se ha consumido por completo, queda en el agua su recuerdo en forma de luz plateada, un espejo de formas caprichosas salpicado de oscuros roquedos y enmarcado por los contornos de la península del Morrazo,  con su Cabo de Home apuntando directamente a las islas Cíes, en la bocana de la ría, y por la isla Toralla y el puente que la une a la playa del Vao. El impactante edificio de pisos que ocupa prácticamente la totalidad de esta isla, uno de esos enormes colosos de la época franquista, no logra eclipsar la belleza de este increíble momento.En el paseo de la playa, los puestos de los inmigrantes se van desmantelando poco a poco. Son sobre todo subsaharianos y latinoamericanos que van recogiendo pacientemente, haciendo encajar cada pieza en los puzzles de sus camionetas,  remoloneando en busca de algún comprador rezagado. Ellos sí valoran la serenidad, el detenerse del tiempo, el ruido monótono de las pequeñas olas de esta playa hermosa y  domesticada, el comer cualquier cosa barata (pero comer al fin) mirando ese mar que a algunos llevó hasta la orilla de este mundo llamémosle «civilizado» pero que a tantos hizo desaparecer sin dejar rastro. Lo dicen sus gestos y sus caras curiosamente alegres y vitalistas.Pero nosotros nos creemos superiores. Parece que no recordamos que no hace tanto éramos nosotros los inmigrantes de otros países, que, como aquí, ayudamos a otras gentes haciendo los trabajos más desagradecidos y peor pagados, que, como ellos, fuimos inadaptados en sociedades diferentes o, como creíamos entonces, superiores. ¿Y qué decir de la emigración gallega, de esa sangría contínua? Recordad las palabras de Rosalía: «Este vaise e aquel vaise / e todos, todos se van…». ¿Superiores? Ya salimos escarmentados a lo largo de la historia con esa idea de lo superior. Somos fruto de la mezcla de culturas, formamos parte de la cadena del tiempo. En terminología rowlingiana: todos somos príncipes mestizos. Afortunadamente.