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LA PSICOSIS DE HITCHCOCK

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Hitchcock

 

         Se dice, se comenta y, en algunos casos se exagera, que detrás de un hombre siempre hay una gran mujer. Y en el caso de Hitchcock, no sólo se confirma, sino que llegó a ser del dominio público.

         No era fácil trabajar al lado del maestro del suspense y de los escalofríos. Un hombre sobresaliente, sin duda, pero necesitado de la inteligencia de Alma Reville, su esposa, para llevar a buen puerto sus películas.

         Tenía ideas, pero también miedo a no saber resolverlas o tratarlas. Es posible que el ego le hubiera subido enteros al haber rematado con éxito algunas de sus obras anteriores, pero se perdió entre golosinas para aliviar sus vértigos.

         Cuando quiso lanzarse a dirigir Psicosis ningún productor quería exponer su dinero, porque el guión no terminaba de convencerlos; ni tampoco a los próceres de la moral gubernamental, porque Janet Leigh aparecería desnuda en la ducha mientras era asesinada.

         Después de muchos paseos por los despachos, arrancó con la primera cinta. No gustó a nadie. El silencio fue ruidoso. Los productores se desmarcaron, mientras Alfred comía desesperadamente, como un glotón fuera de quicio, y se enredaba en los celos, pues Alma se dejaba querer por un guionista, al que ayudaba a enderezar un guión, que pretendía escribir.

         En definitiva: el dinero empleado, sería un dinero tirado si no conseguía darle la vuelta a la historia. Hasta hipotecaron su casa. Alma se puso a ello. Cortó, escribió, montó y consiguió que Psicosis fuera la obra maestra que su marido prohijó y hasta se terminó creyendo que era sólo obra suya.

         Anthony Hopkins, en el papel de Hitchcock, está grandioso. Enfatiza, presume, muestra, asimismo, las pequeñas miserias y miedos del rey y el infantilismo que su idolatría no le permite corregir.

         Pero es Helen Mirren, con esa majestad que utiliza en todos los papeles que ha interpretado a lo largo de su carrera, la que llena la pantalla, la que desenreda con elegancia cuanto enreda el marido. La que acuna a ese hombre, en cierta medida acomplejado, que sin embargo se cree superior.

         El punto de vista de Sacha Gervasi, el director, al hablar del Hitchock menos conocido para el gran público, enseña que, a veces, una aparente pequeña película, puede llegar a ser una obra maestra.

 

Paca Arceo

febrero 2013