Alguien dijo que mi voz al hablar era como la seda pero yo a veces pienso que es áspera como la lija. En todo caso, sí que es fruto de haber estado en contacto con un mar de culturas.
Nunca me canso de ver las puestas de sol desde la playa de Samil. La mirada se pierde una y otra vez en el mar tras la estela del último rayo solar. Cuando ese sol se ha consumido por completo, queda en el agua su recuerdo en forma de luz plateada, ...
Pertenezco a una generación de mujeres que creímos que era posible liberarnos a través del trabajo fuera de casa, que por fin podríamos superar las ataduras de nuestras madres a la casa y que daríamos el paso definitivo a la liberación de la mujer ¡Qué inocentes fuimos!
Algunas además de empezar a trabajar bastante jóvenes con 16, 17 y 18 años, lo compaginamos con los estudios nocturnos, primero en el Instituto y después en la Universidad. Nos casamos también muy jóvenes y a todo lo anterior le añadimos la familia, la casa, los hijos.
Los primeros vecinos de La Conce tuvieron la suerte de vivir casi pegaditos al Mercado de Canillas, fundado en los años cuarenta y referente durante décadas de la actividad comercial, económica y social de Ciudad Lineal; si bien en los últimos tiempos su aspecto se había dejado arrastrar por la decrepitud del edificio y la carencia de higiene. La inauguración del Mercado de Las Ventas tal como es hoy, no se llevó a cabo hasta 1995. Ubicado en la calle Virgen de la Alegría —nombre premonitorio ¿quizás?— y con un diseño terminado en algo parecido a la quilla de un transatlántico —¿dispuesto a navegar por la M-30, tal vez?— acoge a una buena parte de los comerciantes del antiguo edificio. Los habituales clientes no sólo son los vecinos del barrio; son bien conocidos los apañados precios de los productos a la venta, razón primordial para atraer a otros muchos que se pasean por los puestos valorando mercancía y ahorro.
Los responsables del mercado presumen —como también hizo el Alcalde de Madrid en una visita— de disponer de una planta dedicada a productos ecológicos. No obstante la escasez de interesados por este tipo de alimentación o la carencia de publicidad deja a la vista un inmenso local desangelado.
Salas con estanterías llenas de productos a la espera de probables compradores. ¿No hay modo de animarlo?
Este mercado, que parece la joya de la corona, tiene actualmente serias dificultades. Los comerciantes de la primera y segunda planta reclaman a Ventas Ecológicas, de la tercera, un millón doscientos noventa y cinco mil euros de atrasos en el pago de los gastos de comunidad. El director de Ventas Ecológicas contesta que ha pagado y, además, por adelantado. El asunto está en el juzgado.
A quien corresponda: ¿No habría una manera de solucionar este conflicto y que el mercado de Las Ventas de Madrid reflote de estos vientos y mareas y continúe siendo lo que es, el corazón de barrio?
